Mamá Robot
por Wassima El Bakkali (4ºESO-A)
INTRODUCCION
Hola me llamo Jazmín,
tengo 14 años y voy a contaros una pequeña historia que me pasó
hace poco.
Antes de comenzar quiero
que sepáis que lo que voy a contar es todo verdad, no hay nada
inventado.
1
Eran las diez de la mañana cuando mi
madre me llamó para que bajara al garaje.
Mi madre es mecánica, y trabaja en
nuestro garaje de abajo; como no lo usábamos para nada, decidió
montar allí su pequeño puesto de arreglar coches.
Cuando llegué al garaje mi madre me
dijo: Jazmín, coge la caja de herramientas y ven a ayudarme.
Cogí la caja de herramientas y se la llevé.
Al fondo del garaje había una especie
de sábana que tapaba algo que no se distinguía desde lejos, pero
cada vez que me acercaba, lo que había detrás de esa sábana se
parecía a un humano, así que pensé que eran imaginaciones mías.
Cuando llegué a donde estaba mi madre
le pregunté: ¿mamá, que hay detrás de esa sábana?, y ella
me dijo que era una sorpresa y que ahora lo descubriría. Estaba
impaciente por saber que era esa cosa, pero lo único que podía
hacer era esperar a que mi madre terminara lo que estuviese haciendo
con esa cosa.
Después de una media hora esperando
sentada, mi madre me dijo: cariño, pásame el destornillador que
hay encima de la mesa, así que me levanté y se lo traje.
Luego, después de un rato, mi madre
volvió a hablarme y me dijo: Jazmín, ¿lista para ver cuál es la
sorpresa?, y yo le dije: claro mamá, enséñamelo ya. Así
que levantó las manos, y tiró la sábana al suelo.
Me di cuenta de que no eran
imaginaciones mías y que lo que había detrás de esa sábana si
tenía forma de humano, porque era un ROBOT.
Me quedé sin palabras porque era
idéntico a mi madre; me dio un poco de miedo la verdad y más cuando
mi madre me dijo que lo había programado para hacer lo mismo que
hacía una persona normal.
Al ver que no decía nada me preguntó:
¿qué te parece? ¿Te ha gustado la sorpresa?, y yo le respondí:
claro, mola mucho. Aunque en la realidad no me ha gustado nada la
sorpresa, no quería desilusionarla y fastidiarle el día, así que
mentí y le dije que sí me había gustado.
Luego mi madre me dijo que si quería
ser la primera en encenderlo y yo le dije que no hacía falta y que
lo podía encender ella misma ya que lo había construído ella. La
verdad es que ese robot no me caía bien, ya sé que parezco tonta
pero es verdad, había algo en él que no me gustaba y me daba mucho
miedo.
Cuando mi madre encendió el robot,
este empezó a hacer unos ruidos muy raros, pero al final levantó la
cabeza y comenzó a decir: hola, soy Carmen. Carmen se llamaba
mi madre, por lo que me puse más nerviosa. Me miró fijamente y me
dijo: ¿y tú como te llamas?, y yo le respondí: mee me
llamo Ja Jazmín y el robot dijo: encantada de conocerte, Jazmín.
Luego habló mi madre y dijo: Jazmín
tengo que hablar contigo, y yo le dije: ¿qué pasa mamá?
y ella me respondió: Jazmín,
quiero que sepas que he construido este robot para que sea tu segunda
madre, y yo la corté y le dije: ¿mi segunda madre, pero
porqué si ya te tengo a ti?, y me respondió: eso era a lo
que iba ahora mismo, he encontrado un trabajo que nos puede ayudar
mucho económicamente, y la volví a cortar: qué bien, pero
sigo sin entender qué pinta este robot aquí, y ella volvió a
hablar: ya eso, el trabajo que he encontrado esta fuera de España,
y eso significa que voy a estar fuera todo el verano, y por eso he
construido este robot que se parece a mí para que no te sientas
sola, ya que aquí no tenemos familiares y no puedes quedarte en casa
de nadie.
Me quedé alucinando, pero también no
me gustaba nada la idea de quedarme sola en casa con un robot que
apenas conocía.
No dije nada y me fui a mi cuarto.
2
Estuve toda la tarde en mi cuarto
alucinando, sin creerme lo que me había dicho mi madre. Pero cómo se
le puede ocurrir a alguien dejar a su hija con un robot que a saber
tu si estaba bien programado. Es verdad que yo nunca dudo de mi
madre, pero algo como esto, sí me hace dudar bastante, porque según
películas que he visto anteriormente, un robot, si no lo construyes
como es debido se te puede rebelar y pueden pasar muchas cosas.
No se me quitaba de la cabeza la idea
del robot rebelándose, así que cogí los auriculares y me puse a
escuchar música hasta que me quedé dormida.
Me levantó un ruido extraño y cuando
abrí los ojos vi que Carmen, no mi madre si no la robot, me estaba
mirando con sus ojos de color azul marino como los de mi madre. Su
mirada me puso nerviosa y me quedé sin palabras imaginándomela allí
en mi cama ahogándome con la almohada. Dejé de imaginarme al robot
ahogándome porque comenzó a hablar y me dijo: Jazmín, la comida
está lista, y yo le dije vale, ahora bajo, y se fue.
Al bajar al comedor escuché a mi madre
hablar con la robot y me puse a escucharlas detrás de una pared que
separaba el salón del comedor. Mi madre le decía a la robot: estaré
fuera todo el verano por temas de trabajo y lo que quiero es que
cuides a mi hija como si fuera tu hija, y la robot le respondió:
a sus órdenes señora, a su hija no le hará falta nada, la
cuidaré como usted la cuidaba. En ese instante entré al comedor
e hice como si no hubiera escuchado nada.
Mi madre había preparado macarrones
con queso, así que comencé a comer, hasta que mi madre comenzó a
hablar: cariño, no quiero que te enfades pero es por tu propio
bien, no quiero dejarte aquí sola, ¿vale?. Yo seguí comiendo sin
hacer caso a lo que me decía.
Me sobresalté cuando Carmen la robot
me dijo: ¿quieres más macarrones Jazmín?, yo le dije: no,
ya estoy llena me voy a mi cuarto, con permiso.
Subí a mi cuarto y después de un rato
alguien llamó a mi puerta, al principio pensé que era la robot,
pero no, era mi madre; agradecí que fuera ella.
Después de un incómodo silencio mi
madre comenzó a hablar: Jazmín, venía a despedirme porque me
voy mañana por la mañana muy temprano y también quería decirte
que Carmen es una buena robot y no hace falta que le temas porque es
como yo, la he programado para que sea idéntica a mí.
Yo no dije nada. Volvió a hablar: mira, sé que estás enfadada conmigo, pero tienes que aceptarlo ¿vale?, son
solo tres meses, luego si quieres destruimos al robot.
La idea de destruir al robot me hizo
sentir un poco mejor, y entonces dije: vale, pero luego la
destruimos porque no me cae nada bien y la idea de quedarme tres
meses con un robot tampoco me hace tanta gracia. Y mi madre me
dijo: no te preocupes, si pasa algo o sospechas de algo llámame y
vendré lo más rápido que pueda, ¿vale?. Entonces le dije: vale,
de acuerdo.
Se despidió de mí y me dijo que si iba
a bajar a cenar y le dije que no, que no tenía hambre.
Salió de mi cuarto y me quedé en
silencio pensando en cómo reaccionar estando sola con un robot hasta
que me quedé durmiendo.
3
Me levanté por la madrugada y cuando
miré la hora del móvil vi que eran las cuatro de la mañana, bajé
a la cocina para beber agua y me encontré a Carmen sentada en el
comedor mirando la pared que tenía delante. Intenté no mirarla,
pero nada más entrar en la cocina se levantó y me dijo: ¿que
necesitas Jazmín?, le dije que solo quería beber agua, así que me
llevé una botella llena y me fui a mi habitación.
Mientras subía las escaleras, Carmen me
miraba fijamente hasta que desaparecí dentro de mi habitación. La
forma en la que me miraba no me gustó nada y eso me puso nerviosa
por lo que no dormí toda la noche.
Al día siguiente, me duché y bajé
para desayunar porque Carmen llamó a la puerta del baño y me dijo
que el desayuno estaba listo.
Me preparó huevos fritos con beicon y
zumo de naranja. Comencé a comer en silencio, mirando de vez en
cuando a Carmen. Ella se encontraba al lado de la encimera mirándome
fijamente. La verdad es que daba miedo y me encontraba incómoda
porque no soportaba que me mirasen mientras comía.
Me levanté de la mesa para subir a mi
cuarto cuando Carmen me dijo con una voz grave: ¿a dónde vas?,
yo me puse a temblar y le dije: voy a mi cuarto¿ ppoor por qué?,
y ella me dijo, esta vez con la voz de siempre: tienes que recoger
la mesa, y yo le respondí: es verdad lo siento, y ella me
dijo: no pasa nada.
Después de recoger la mesa decidí
salir a tomar aire. Nuestra casa se encuentra en medio de la nada, o
sea en el campo, por eso mi madre me decía que no podía quedarme
con nadie porque no había nadie que viviese cerca de nosotros.
Seguro que os estaríais preguntando por mis estudios, que cómo voy
al colegio, muy fácil porque voy en autobús; todas las mañanas,
como entro a las ocho al instituto, me levanto a las seis para coger
el autobús.
En el instituto no me llevo bien con
mis compañeros, por mis problemas económicos y también porque soy
muy problemática. Un día le quemé el pelo a Laura, una niña pija
que iba a mi clase de ciencias, pero fue un accidente, aunque todos
crean que lo hice a posta.
Bueno también os estaríais
preguntando por el negocio de mi madre, es decir, cómo acuden coches
a nuestro garaje si vivimos en medio del campo; la verdad es que el
negocio no le va muy bien porque apenas acuden coches y por eso
decidió irse fuera de España a trabajar, cosa que me ha molestado
bastante.
Bueno mientras paseaba por el campo
Carmen me trajo un batido de chocolate, mi favorito, no tenía ni
idea de cómo sabía ella de que era mi favorito, pero pensé que
sería porque mi madre la había programado para que fuera idéntica
a ella.
Le di las gracias y me alejé un poco
porque no me gustaba estar cerca de ella. Mientras paseaba no podía
quitarme de la cabeza esa voz con la que me habló antes Carmen, era
una voz que nunca había escuchado y la verdad es que me asustó un
poco.
Decidí llamar a mi madre, así que
entré dentro y fui a por mi móvil. Carmen no estaba ni en el salón
ni en la cocina, así que pensé que seguía fuera y fui a mi cuarto.
La puerta estaba medio abierta y cuando iba a entrar escuché la voz
de Carmen, pero no la normal si no la que me asustó antes en la
cocina.
Estaba hablando sola diciendo: aquí
no hay nada, debe de estar por algún lado, me asusté y bajé
corriendo las escaleras. Me paré en el salón para llamar a mi madre
por el teléfono fijo de la casa, al marcar su número recé para que
contestara, pero no contestaba.
Salí de la casa porque estaba muy
asustada, pero cuando iba a cruzar la puerta Carmen me llamó y me
dijo: Jazmín, ¿a dónde vas?, me giré y le dije lo más
normal que pude: nada solo he entrado a beber agua, voy a dar una
vuelta.
No sabía que hacer así que decidí ir
a buscar ayuda. Miré dentro de mi bolsillo y solo llevaba encima
cinco euros, eran suficientes para ir a la ciudad, así que fui a
coger el autobús.
4
Después de un buen rato esperando
llegó el autobús y me monté. Pagué dos euros y me sobraron tres.
De camino a la ciudad me preguntaba a quién pedir ayuda, y pensé en
mi única amiga Carla.
Carla es mi única amiga en el
instituto, que igual que yo tiene problemas económicos y los
compañeros se ríen de ella porque su padre es un borracho.
Al llegar a la ciudad bajé del autobús
y me puse a correr hacia la casa de Carla. Cuando llegué a su casa
llamé unas tres veces a su timbre hasta que me abrieron la puerta.
Me abrió su madre, me saludó y me invitó a entrar a su casa.
Mientras esperaba a que Carla bajara no paraba de darle vueltas a lo
de Carmen, como y de quién era esa voz, si me madre la había
programado para que fuera idéntica a ella.
Carla cortó mis pensamientos pegándome
una colleja, y me saludó. Me dijo que qué me pasaba, que parecía
muy preocupada y le conté todo lo que había pasado.
Al principio no se lo creyó, pero al
ver lo preocupada que estaba, no tenía más remedio que creerme.
Carla al igual que yo estaba confusa y no sabía que hacer.
Me dijo que me
quedara en su casa a dormir, pero le dije que no podía, porque como
Carmen estaba programada para ser idéntica a mi madre, seguro que
iría a buscarme allí. Así que no tenía más remedio que volver a
casa. Le dije que fuera conmigo, porque así las dos seguro que
encontraríamos la forma de desactivarla, porque yo sola no podía,
porque Carmen siempre estaba despierta y nunca dormía. Al principio
Carla dudó pero al final aceptó y se vino conmigo a casa a dormir.
De camino a mi casa le dije a Carla que
me prestara su móvil para llamar a mi madre, pero nada, no
contestaba a mis llamadas. Carla y yo habíamos pensado un pequeño
plan, que según nosotras iba a funcionar; el plan era que mientras
Carla distraía a Carmen, yo la desactivaría, pero no creo que sea
fácil porque el interruptor lo tenía encima de la cabeza y Carmen
es alta como mi madre, pero bueno había que intentarlo.
Al llegar a casa Carmen estaba sentada
en la silla de la mesa del comedor, me saludó y me miraba fijamente
mientras Carla y yo subíamos las escaleras y nos dirigíamos a mi
cuarto.
Nada más entrar en mi cuarto lo
primero que hice fue coger el móvil y llamar a mi madre, pero no
pasó nada, no contestaba.
A las nueve y diez Carmen llamó a la
puerta de mi habitación y me dijo que la cena estaba lista y yo le
dije que no hace falta, que no teníamos hambre. La verdad es que sí teníamos hambre, pero no queríamos comer de lo que había hecho el
robot, por si acaso. Por eso habíamos traído con nosotras comida de
la casa de Carla.
Después de comer fuimos a dormir,
bueno yo no lo llamaría dormir, porque cada dos por tres me
levantaba asustada porque pensaba que Carmen estaba allí de pie con
una pistola en la mano.
Nos levantamos a las nueve de la mañana
porque Carmen nos levantó. Bajamos al comedor y nos encontramos la
mesa llena de comida.
La verdad es que todo eso tenía buena
pinta, pero yo estaba preocupada; a saber si nos había puesto algún
tipo de veneno en el desayuno.
Cuando vi que Carla estaba comiendo
como una loca y que no le pasaba nada, decidí yo también ponerme a
comer.
Después del desayuno Carla y yo
salimos a dar un paseo. Mientras paseábamos Carla me dijo: la
verdad es que a mí no me parece que la robot quiera matarnos, y
yo le dije: claro, eso pensaba yo al principio, pensaba que estaba
exagerando las cosas y que no podía hacerme nada, pero después de
ver lo de ayer, la verdad es que estoy aterrada, y entonces me
dijo: todo saldrá bien tranquila.
La verdad es que no sabía que hacer,
nuestro plan no iba a funcionar, así que teníamos que pensar en
otro plan.
Como no teníamos nada que hacer fuimos
al garaje para echar un vistazo, ya que mi madre construyó allí el
robot, tenía que haber algo que nos ayudara a desactivar a Carmen.
Al pasar por la mesa donde mi madre había dejado las herramientas
Carla me dijo: mira, ¿qué es eso? Yo no sabía a qué se
refería, pero al mirar donde apuntaba, vi que había como una
especie de agujero justo en el sitio donde estaba Carmen la robot
tapada con la sábana antes de ser activada.
Nos acercamos al fondo del garaje y
vimos que había un gran agujero en el suelo que antes no estaba
allí. Carla me miraba, y yo le dije: ¿ qué puede haber dentro?,
ella se rascó la cabeza y me dijo que no lo sabía.
Me acerqué más para ver que había
dentro y al agacharme vi que el agujero estaba cerrado como un ataúd,
con una especie de puerta encima. Carla se acercó y me puso la mano
en el hombro, le dije que me ayudara a abrirlo y me dijo que si
estaba segura y le dije que sí, que tenía que averiguar qué había
dentro de ese agujero, porque antes no estaba allí.
Pusimos la mano encima del ataúd o lo
que fuera eso y intentamos abrirlo. La puerta pesaba mucho, por lo
que tuvimos que hacer un gran esfuerzo para abrirlo.
Al levantar la puerta que tapaba el
agujero, vimos que había una sábana que tapaba algo que también
tenía forma de humano. Yo miré a Carla y Carla me miró, y entonces
le dije: ¿crees que será otro robot?, y entonces ella me
dijo: no lo sé, pero tiene pinta de ser un robot, y entonces
yo le dije que quien lo podría haber construido, porque mi madre
solo construyó a Carmen y ella me dijo que a lo mejor lo había
construido la misma Carmen, no mi madre sino la robot, entonces
decidí ver qué se escondía bajo esa sábana, y al levantarla me
quedé sin aire.
5
No podía creer lo que estaban viendo
mis ojos, mi madre estaba bajo esa sábana con los ojos abiertos y la
boca llena de sangre, con golpes y arañazos por todo el cuerpo. Yo
no sabía ni que hacer ni que pensar así que me puse a llorar como
una niña pequeña.
Carla también se puso a llorar conmigo
y entonces le dije entre lagrimas: pero ¿cómo puede ser esto? ¿por qué la ha matado si la ha construido ella?, Carla solo lloraba
y no contestaba, al igual que yo estaba muy asustada. Se escucharon
algunos pasos en las escaleras y supuse que era Carmen la robot,
entonces le dije a Carla que se levantara y nos escondimos detrás del
armario donde mi madre guardaba las cosas que no utilizábamos.
Como decía era Carmen, se acercaba al
agujero donde estaba mi madre, y al ver que estaba abierto empezó a
mirar por todas partes para ver si encontraba al culpable.
Carla y yo estábamos muy asustadas,
porque estábamos seguras de que si nos encontraría nos mataría, al
igual que ha hecho con mi madre.
Después de un rato mirando, cogió la
sábana y se volvió a colocar encima a mi madre y luego cerró el
agujero. Mientras se agachaba pude ver el interruptor en su cabeza.
Cuando vi que se iba, le dije a Carla que ya podíamos salir y
entonces corrimos para fuera.
Mientras me recuperaba de lo que había
visto, lo primero que se me vino a la cabeza fue destruir al robot,
así que necesitaba un plan urgente y rápido. Se lo dije a Carla y
ella me dijo que por qué no llamábamos a la policía y entonces yo le
dije: ¿tú crees que la policía va a hacer algo?, es un robot
Carla, con solo mover un dedo puede cargarse a la mitad de la patrulla.
Mientras hablábamos se escuchaban
tiros dentro de la casa, Carla me miró y me dijo: ¿crees que
sabe que fuimos nosotras las que han abierto el agujero?,
entonces yo le dije: es lógico, somos las únicas que viven aquí.
Carla parecía asustada, la verdad es que yo también lo estaba,
porque al ver el cadáver de mi madre, casi me da un infarto.
Mi padre desapareció cuando yo tenía
dos años, según mi madre era militar e iba a la guerra, la verdad
es que no me acuerdo de mi padre y entonces no pienso mucho en él,
bueno nunca pienso en él, pero mi madre, con la que he pasado toda
mi vida, después de verla de esa forma me entraron ganas de aplastar
a Carmen.
Entonces se me vino a la cabeza lo que
mi madre me dijo una vez cuando tenía diez años y no dejaba el
móvil cargar: Jazmín, si no dejas el móvil cargar se agotará y
dejará de funcionar.
Entonces se me ocurrió enfrentarme a
Carmen y agotarle toda su energía y después desactivarla. Se lo
dije a Carla y ella me dijo que no sabía si eso era un buen plan y
yo le dije que confiara en mí y que todo iba a salir bien.
Nos pusimos manos a la obra y entramos
a casa, al entrar nos encontramos a Carmen encima de la mesa del
comedor disparando a todas partes de la casa. Al vernos sus ojos de
color azul se convirtieron en rojos y nos apuntó con una pistola que
le salía de la mano. Carla se puso a gritar y salimos corriendo
hacia las escaleras. Carmen nos siguió y nos disparaba con cuchillas
que le salían de los dedos de la mano derecha. Nos metimos en el
baño y se me ocurrió un plan; cuando Carmen entrara al baño, yo
cogería un cubo de agua y se lo hecharía en la cara, ya que algunas
máquinas como por ejemplo los móviles dejan de funcionar cuando se
caen al agua.
Cuando Carmen entró al baño le eché
agua en la cara y esta empezó a tambalearse hacia atrás. Entonces
supe que era mi momento y que tenía que aprovechar la situación y
desactivarla.
Le dije a Carla que me ayudara a
empujar a Carmen al suelo. Carla se movió rápido y juntas empujamos
a Carmen al suelo, cuando esta cayó al suelo, fui directamente a su
cabeza y le di al interruptor y la desactivé.
Después le dije a Carla que me trajera
la motosierra y ella me dijo que para que la quería y yo le dije que
quería destruirla igual que ella ha hecho con mi madre.
Estaba furiosa, pero Carla me dijo que
primero sería mejor averiguar por qué Carmen actuaba de esa forma.
Le dije que tenía razón y si queréis saber la verdad yo también
quería saber porque Carmen actuaba de esa forma. Le dimos la vuelta
al robot y abrimos una especie de caja que había en la parte de
debajo de la espalda.
Carla me dijo que un primo suyo
entendía de cables y eso y que lo podría llamar, yo le dije que
vale, que me parecía bien.
Cuando llegó el primo de Carla, esta
le contó todo lo que había pasado. El como su prima no se lo creyó
a la primera, pero al ver que la casa estaba destrozada, al final nos
creyó. Le dijimos que subiera para arriba porque el robot estaba
allí.
Al llegar donde estaba Carmen, Rob, el
primo de Carla, abrió la caja que había en la parte de debajo de la
espalda de Carmen y la examinó.
Después de una media hora así, Rob
nos llamó y nos informó de que Carmen se había rebelado de esa
forma porque mi madre no había conectado bien los cables y la
mayoría estaban sueltos.
Entonces yo le pregunté: ¿qué
hacemos con ella? Y entonces él me dijo que ya podía activarla
porque ya había conectado bien los cables y que ya era segura. Yo le
dije que ni en sueños pensaba activar a ese robot, pero el insistía
en que la culpa la tenía mi madre por dejar los cables sueltos y no
conectarlos. Le dije que no, pero él no me hizo caso y la activó.
Al principio me iba a dar algo, pero
luego Carmen me miró con la misma mirada que mi madre. Me vinieron
recuerdos de mi madre y yo juntas. Miré a Carla y ella no parecía
tan asustada. Entonces recordé cuando iba a subir a mi habitación y
vi que Carmen buscaba algo, entonces se lo dije a Rob, y él me dijo
que eso era normal, y que no volvería a pasar porque en ese momento
Carmen se estaba volviendo loca porque sus cables estaban mal
conectados. Entonces Carmen se me acercó y me dio un abrazo, yo me
asusté porque pensaba que me iba a hacer algo.
Nada más apartarse Carmen de mí, le
dije a Rob lo del cadáver de mi madre en el garaje, y me dijo que
iba a llamar a la policía y que no me preocupara.
6
Carla me dijo que me fuera con ella a
casa a dormir, pero yo no se por qué le dije que no, que quería
quedarme en mi casa.
La verdad es que ahora ya no le temo
tanto a Carmen, si es verdad que ha matado a mi madre, pero la culpa
no es suya.
Después de que la policía viniera y
me interrogaran por mi madre, por cierto les dije que me la había
encontrado así por la mañana, no me chivé de Carmen, Carla nos
ayudó a mí y a Carmen a recoger la casa. La recogimos muy rápido
porque Carmen podía volar y limpiaba muy rápido.
Carla se quedó a pasar la noche
conmigo, y al día siguiente después de desayunar Carmen y yo la
llevamos a su casa, pero esta vez no fuimos en autobús, sino volando
en manos de Carmen.
Después de dos años:
Carmen ahora es mi madre y me trata
igual que ella, no hecho de menos a mi madre porque es como ella, os
lo podéis creer.
Vivo feliz con ella y los compañeros
que antes no me soportaban ahora me dicen que mi madre mola mucho y
que quieren venirse a mi casa.
Bueno que sepáis que los robots no se
rebelan así porque quieren, sino que es por algún error del
sistema.